Mas allá del oro…
El sábado 13 de agosto de 2016 fue el día que le diste a Puerto Rico su primera medalla de oro en unos juegos olímpicos, fue la primera vez que se escuchó la Borinqueña y la primera vez en mucho tiempo que todos los Puertorriqueños en la isla y fuera de la isla se unieron en un abrazo.
Mónica, también fue la primera vez que mi hija de 10 años identificó una heroína llevando nuestra bandera y la primera vez que pudo entender el orgullo de ser Boricua en su máxima expresión. Ese momento será inolvidable para todos nosotros y me sirvió de “pie forzao” para explicarle a mi niña lo que significa estar orgulloso de su origen.
Yo soy parte de la diáspora. Me mudé con mi familia a Estados Unidos hace ya siete años. Mi niña llegó de 4 años sin saber nada de inglés y desde ese momento ha estado bombardeada por los medios americanos, el día a día de sus amistades y lo que aprende en la escuela. Ha sido complicado mantenerle una identidad Boricua y un español que no suene a McDowell.
Pero hemos insistido y buscamos cada oportunidad para recordarle de dónde viene y por qué eso la hace especial. Gracias a Dios, lo tiene muy claro.
Entonces está el tema del apoderamiento como mujer, de que entienda que todo es posible y que no hay limitaciones pero que este es un mundo complicado. El Girl Power que no es solo Taylor Swift ganándose Grammys o las nenas que bailan en Dance Moms. Que una mujer es candidata a la presidencia de Estados Unidos por primera vez, que cualquier cosa es posible y que allí estaremos para apoyarla en lo que se proponga.
Rio 2016
Así llegaron las olimpiadas de Rio. Con cobertura en la televisión que más parece el Show de Michael Phelps y Simone Biles. Nada que quitarle a esos grandes campeones. Sus impresionantes logros son ejemplo de superación y dedicación con valores universales.
Chévere, cool, pero tienen 49 estrellas más de las que quisiera ver en su bandera cuando tocan el himno nacional. Esto no es cosa de política. Cuando de competir se trata, le voy a los míos con todas las ganas de mi ser, con una pasión indescriptible que provoca el amor a mi patria.
Entonces llegaste tú. Picando piedras a través del torneo olímpico. Derrotando rivales de más ranking, sacando a tu país de la pena colectiva con cada servicio, cada forehandy cada backhand. Defendiendo con una raqueta lo que otros no han podido defender. Demostrando que el orgullo patrio tiene más poder que el dinero, los rankingsy las percepciones erradas.
Mónica, con todo el cariño que te he tomado, te confieso que lo mejor de ese día fue ver los ojos de mi niña fijados en ti, creyéndoselo. Creando nuevos paradigmas en su cabecita con cada punto que ganabas. Identificando modelos a seguir que exaltan la mono estrellada. Sin despreciar a nadie, con elegancia, con coraje, con tesón pero con la convicción ineludible de que mas allá de lo que se diga, lo que se publique, lo que se comente, los Boricuas somos grandes.
Mónica, ayudaste a mi niña a entender que nada es imposible, que nadie es mejor que nadie, que hay un amor mayor…el de la tierra que te vio nacer.
Gracias Mónica. Gracias por lo que hiciste por mi niña. Gracias por levantar a un pueblo y darles esperanzas otra vez. Mi Mariana no estaba en este mundo cuando Carlos Arroyo y los otros once vencieron al Dream Team en Atenas, pero sí fue testigo de tu hazaña. Ahora, para tí, para Mariana y para Puerto Rico, todo es posible.
Ervin Rodriguez
Agosto 2016
* Esta carta ha sido publicada con el permiso de su autor. Ervin Rodriguez, también es el autor de la carta "A cinco años de haberme ido: Reflexión de un Boricua en la diáspora"
0 comments :
Post a Comment