El abuso Espiritual es un tema del cual no se habla, pero la triste realidad es que ocurre con demasiada frecuencia y sus efectos son extremadamente dañinos. Hoy me complace compartir esta columna que nos colabora la Trabajadora Social Clinica y experta en este tema, Brenda Liz Caballero.
¿Conoces que existe una forma de abuso que atenta contra lo más esencial de la conciencia, la psiquis y el espíritu de una persona? Cuando lees el término ABUSO ESPIRITUAL ¿Qué imágenes, palabras o impresiones vienen a tu mente? ¿Alguna experiencia cercana o familiar? ¿Tal vez, un recuerdo de la infancia? ¿La historia que te contó algún amigo? ¿Acaso, algo que leíste en el Internet o que viste en televisión? ¿Qué es el ABUSO ESPIRITUAL? ¿Cuántas personas en mi país y en el mundo lo habrán experimentado? Si la formulación de estas preguntas ha despertado tu interés y quieres conocer de qué se trata esto que llamamos ABUSO ESPIRITUAL, quiero en este día ponerme a tu disposición.
Soy trabajadora social clínica en proceso de establecer práctica privada en Puerto Rico. Tengo experiencia de más de 17 años trabajando con personas sobrevivientes de abuso infantil, abuso emocional, abuso físico, abuso sexual y violencia doméstica. He trabajado en Puerto Rico, Florida y Carolina del Norte con agencias de gobierno, instituciones sin fines de lucro y compañías privadas atendiendo las necesidades de niños con disturbios emocionales severos, en su mayoría, sobrevivientes de maltrato. Como parte de mi disertación para la Maestría en Trabajo Social en Winthrop University en Carolina del Sur, y como parte de una inquietud íntima y personal, en el 2013 comencé a desarrollar un estudio de la literatura profesional y académica, y los hallazgos investigativos en los campos de la psicología, la sociología, la teología, el trabajo social y el periodismo investigativo, acerca de un fenómeno que los expertos han denominado ABUSO ESPIRITUAL o TRAUMA DE TIPO RELIGIOSO.
El ABUSO ESPIRITUAL es una experiencia perjudicial y potencialmente traumática que ocurre cuando líderes religiosos o espirituales, haciendo uso de una “Autoridad Divina” investida en ellos, ejercen una forma malsana de poder para maltratar a sus feligreses o adeptos. El ABUSO ESPIRITUAL incluye, pero no se limita a: destrucción de la reputación de una persona, abuso sexual, abuso físico y psicológico, perpetrado en nombre de “Dios” y mediante la interpretación manipulada y distorsionada de las escrituras sagradas. El estudio de este tema comenzó con la exploración que los científicos sociales llevaron a cabo acerca del fenómeno de LAS SECTAS o (NMR) Nuevos Movimientos Religiosos, en las que encontraron tendencias a prácticas dañinas, abusivas y comportamiento patológico que resultaban en experiencias traumáticas, disturbios psicológicos, y dificultades emocionales y existenciales en gran número de sus seguidores.
En 1991 los teólogos Jeff VanVonderen y David Johnson acuñaron el término ABUSO ESPIRITUAL para denunciar este tipo de fenómeno no solo como resultado de la participación de personas en movimientos sectarios, sino como una problemática encontrada en iglesias cristianas más tradicionales, particularmente aquellas de tendencia “fundamentalista”. Las iglesias cristianas fundamentalistas, son aquellas que se alejan de doctrinas con énfasis en la renovación, la restauración, el perdón y la misericordia; para adherirse fuertemente a ideas que promueven culpa, vergüenza, indignidad intrínseca del ser humano frente a la Divinidad, aniquilación de la personalidad individual, humillación y auto-condenación. Como consecuencia, los seguidores de los líderes de estas iglesias presentan “una visión de la Religión y la Espiritualidad distorsionada por creencias rígidas, y enseñanzas y prácticas espiritualmente opresivas” (Edwards, 2006).
Los efectos del ABUSO ESPIRITUAL en las personas se asemejan a los experimentados por personas sometidas a otras formas de abuso y trauma. Sin embargo, en el ABUSO ESPIRITUAL, el daño a la persona ocurre en la parte más esencial e íntima del Ser; su identidad propia, su sentido de trascendencia, el significado de su misma existencia, su lugar en el Mundo y su relación con “Dios”. La relación que estas personas tuvieron con sus líderes espirituales o religiosos se proyecta o se transfiere a sus relaciones interpersonales y a su experiencia de la Divinidad. Las personas abusadas espiritualmente generalmente tienen dificultad para separar lo que les ha ocurrido de su creencia en lo que Dios piensa de ellas y siente por ellas. Aún en los casos en donde las personas acaban rechazando totalmente la creencia en Dios, las nociones sobre Dios almacenadas en el subconsciente y adheridas a la personalidad, gobiernan insospechadamente la forma como estas personas experimentan el Mundo y la Vida.
Deseo por este medio invitarles a reflexionar sobre este polémico tema y, en el caso de que identifiquen lo aquí expuesto con una experiencia personal o familiar, que se sientan en la libertad de dejarme sus comentarios y preguntas, solicitarme una breve consulta telefónica o escribirme a mi correo electrónico: caballerogarcíamsw@gmail.com
Les reitero que para mí será un enorme placer servirles en lo que pueda.
Brenda Liz Caballero, es Trabajadora Social Clínica en proceso de establecer su práctica privada en Puerto Rico. Tiene más de 17 años de experiencia trabajando con personas sobrevivientes de abuso infantil, abuso emocional, abuso físico, abuso sexual y violencia doméstica. Ha trabajado en Puerto Rico, Florida y Carolina del Norte con agencias de gobierno, instituciones sin fines de lucro y compañías privadas atendiendo las necesidades de niños con disturbios emocionales severos, en su mayoría, sobrevivientes de maltrato. Posee una Maestría en Trabajo Social de Winthrop University en Carolina del Sur. Pueden seguir su página en https://www.facebook.com/abusoespiritualayudaprofesional
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