Por G-sus Miguel Colón
para otros20pesos.com
Como todo “Little Monster”, estuve esperando por varios meses la primera presentación en la isla de Lady Gaga con su Born This Way Ball. Mi querida amiga Meryland me hizo el hermoso regalo de llevarme al concierto. Tengo que admitirles que soy un fanático empedernido de los que defiende a su “Mother Monster” pero no al extremo de las “Bilievers” como se les conoce a los fanáticos y fanáticas de Justin Biever. Con mucho esmero, estuve preparando mi "outfit", tenia que ser escandaloso, así como es Lady Gaga, tenia también que reflejar parte de mi personalidad y mi libertad de expresión.
Precisamente es algo de lo que quiero hablar, la libertad de expresión ya que con las recientes leyes y enmiendas a la constitución, nuestros derechos esa libertad de expresión, han sido atrincherados. La comunidad LGBTT de la isla se ha visto trasquilada una y otra vez por el gobierno, por los medios de comunicación y los líderes religiosos homofóbicos de esta isla. Varias veces fui aprendido por varios jovencitos que con miedo y gestos de asco me entregaron varios “brochures”, me decían: “Cristo te ama”, pero si le contestaba diciéndoles que yo también les amaba recibía miradas de coraje y desaprobación.
Además de eso teníamos a 3 gatos predicando su homofobia en las afueras del Choliseo. Muchas de las personas que pasaban por su lado no entendían el gesto de estos predicadores e inclusive muchas personas heterosexuales se cuestionaban el impacto de tal evento. Entonces en las afueras del concierto teníamos un clima colisionador y polarizante donde todos los que eran abordados con “brochures” y predicadores se sentían ofendidos.
Ya dentro del Choliseo, el ambiente era otro.
La cordialidad, brotaba entre los accesorios y maquillajes de los fans. Los que tenían a su lado a un fan desconocido, tuvieron conversaciones en torno a Lady Gaga. Hubo dos “Supporting Acts”, que nos desesperaron y luego una espera de al menos 1 hora para que Gaga comenzara el concierto.
Lady Gaga hizo su triunfal entrada ante los ojos de miles de espectadores que la aclamaron, la gritaron y la lloraron. En un espectáculo de 2 horas y 30 minutos aproximadamente, Gaga nos cantó un vasto repertorio de su colección de éxitos, nos presentó espectaculares cambios de vestuarios, coreografías estrambóticas y un escenario digno de película.
Muchas veces se dirigió al público para llevarnos un mensaje de paz, unión y fraternidad. Se dirigió a la comunidad gay de la isla, pidió amor, tolerancia hacia el grupo y pidió que el “bullying” fuese derrotado. El momento que para mí personalmente tuvo más significancia fue cuando Gaga subió al escenario a un chico en silla de ruedas, quien se identificó como Jampy, ella pidió a su equipo que lo subieran a su lado.
Habló de su experiencia con el "bullying" cuando era joven y de como tuve que luchar para salir adelante, dando un mensaje esperanzador a los jóvenes de que “el querer es poder”, en ese momento entonó al piano la canción “Hair” y varias veces la interrumpió para enviarnos mensajes de auto aceptación y “boosts” de autoestima.
Lady Gaga finalizo el concierto, dejando hambrientos de más de su show a sus fans, pero era comprensible su retirada ya que estuvo todo el tiempo cantando y bailando por lo que se veía extenuada.
Al salir del concierto, ya los fundamentalistas no estaban y sí me enteré de que Rocky the Kid, en complicidad de su amigo y la victima de Ivy Queen, comenzaron a regar un tweet falso donde Gaga “hablaba mal de los puertorriqueños y del clima.” Si ellos hubiesen estado en el concierto, habrían visto la forma en que Gaga se dirigió a los fans boricuas en una forma muy amorosa, como una madre lo habría hecho.
Mientras Gaga nos ofrecía un ambiente de amor y cordialidad, fuera del coliseo, en la isla estas figuras públicas se encargaban de llevar a cabo “bullying” y bromas de mal gusto. Los religiosos nos abordaban con su habitual cantaleta de enviarnos al infierno, nos miraban con asco y miedo al entregarnos “brochures”. Incomprensible que tenga que venir una artista extranjera para que aunque fuese por dos horas, se pudiese unificar a las personas que allí estábamos.
Eso no lo han hecho varios de la clase artística que con sus bromas y su “bullying” de mal gusto han dañado la imagen de otros e inclusive han llevado a cabo mensajes de odio a los medios de comunicación. Esta unificación no la ha logrado Wanda Rolón con sus ejercicios inútiles de oración y gritos de desesperación por tener cobertura mediática. Aun en esta isla, no comprenden la libertad de expresión y como funciona. Es una total vergüenza que tenga que venir una persona de afuera a demostrarles a las personas de esta isla que es amar al prójimo.
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